Hasta aquí todo precioso, de color de rosa y pajaritos silbando, pero hay otra realidad. Cuando Lourdes me dijo que se casaba mi cabeza empezó a dar vueltas, tenía que ser una boda perfecta e inolvidable y yo como amiga que vive sus nervios, tristezas y alegrías tenía que hacerlo realidad. El novio estaba escogido ¡uf lo más importante ya esta! No podría haber elegido mejor, algo que no se aprecia cuando le conoces y tu amiga te pone ojitos para ver si ha pasado el examen; sino cuando en los ojos de la novia aparece ese brillo especial, cuando ambos suman y no restan, mejoran y crecen juntos. Éste era uno de esos casos, durante toda la relación se la veía feliz, resplandeciente, así que ¡si! había acertado. Ni qué decir tiene que éste es el mejor examen para las amigas y Tomás ¡lo aprobó con creces!
Fotografía: Lourdes Alcalde |